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miércoles, 25 de enero de 2012

Curiosidades SUD




La Traduccion y Publicacion del Libro de Mormon


The Translation and Publication of the Book of Mormon es el titulo de un articulo del tipo academico presentada por Stephen D. Ricks, profesor de Hebreo de la BYU e investigador del Maxwell Institute de estudios religiosos de la universidad de la Iglesia, conocido anteriormente como BYU-Farms.

En este articulo se describe en forma detallada, según los datos que tenemos, se efectuo la traducción del libro. Es bastante interesante ya que se aleja un poco de la tradicional imagen que tiene la mayoria de los santos de los ultimos dias acerca del proceso seguido por el Profeta y conocido por todo el mundo y entrega detalles adicionales que han sido revisados y mostrados por otros investigadores, no necesariamente santos de los ultimos dias.

El articulo condensa dos partes que publicamos hace unos años y aunque no es una traduccion perfecta, esta vez por lo menos corregi la ortografia

Que lo disfruten.

La traducción y publicación del Libro de Mormón

Por Stephen D. Ricks
Instituto Maxwell, Provo, Utah
.

Las opiniones expresadas en este artículo son las opiniones del autor y no representan la posición del Instituto Maxwell, la Universidad Brigham Young, o La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
1994 por Stephen D. Ricks. Transcripción de una conferencia presentada en el marco de la serie de conferencias del Libro de Mormón.


Me complace estar en condiciones de pasar algún tiempo con ustedes el día de hoy hablando de la traducción del Libro de Mormón. Tengo la esperanza de que al final de la conferencia de hoy podamos conocer un poco más acerca de lo que José Smith dijo y pensaba sobre la traducción del Libro de Mormón.
¿Qué dijo José Smith?
¿Lo qué otros -asociados, colegas y compañeros de trabajo, que lo conocieron en ese período de tiempo- dijeron sobre el proceso de traducción?
Y más allá de eso, hacer las preguntas que se refieren específicamente a los medios y el método que se utilizó en el proceso de traducción. Por medios me refiero a los instrumentos, los objetos que se utilizaron. Y descubrir lo que podemos aprender de eso.
Además de que, finalmente, ¿qué método se utilizó en el proceso de traducción? ¿Cómo es que José utilizo efectivamente estos instrumentos, los objetos que le fueron dados, a fin de ser capaz de traducir?

Estas cuatro son las preguntas que espero podamos discutir.

Todos estamos familiarizados, en mi opinión, con la ahora famosa carta a Wentworth, la carta que contiene los trece artículos de fe, en la que José describe el auge y el progreso de la Iglesia. En esta carta también se describe un poco acerca de la traducción del Libro de Mormón. Dijo que el Libro de Mormón fue traducido por medio del Urim y Tumin, mediante el don y el poder de Dios. En otras ocasiones utilizó un lenguaje similar en relación con el proceso de traducción.

En una carta que escribió a una persona muy popular, a quien se refirió como “el ministro judío Josué”, dice que la traducción se produjo por el don y el poder de Dios. Y en otros lugares, donde habla de la utilización del Urim y Tumin, o los Pectorales, o los intérpretes nefitas, como se denominan en el Libro de Mormón (y aquí debo añadir que el término entre paréntesis Urim y Tumin que se utilizan normalmente para describir los objetos o los instrumentos que se utilizaron para la traducción, en realidad nunca se encuentra así en el Libro de Mormón ), siempre y en cada ocasión simplemente utilizo la frase de que fueron usados por el don y el poder de Dios.

Podemos preguntarnos, por qué es que José era tan reticente a responder a esta pregunta con más detalle? Y sabemos que así fue, porque en 1831, en la Conferencia de octubre en Orange, Ohio, su hermano Hyrum, tan amado y quién hizo mucho, y que tanto hizo por José, le pidió, frente a la congregación, por favor, si se levantaba y contaba a los asistentes de la conferencia como había, con mayor detalle, relatar exactamente la forma en que el Libro de Mormón fue traducido. Y en respuesta a esa petición, José dijo que no era conveniente para él más que decir lo que ya se había dicho acerca del Libro de Mormón, y fue así que mayores detalles no se proporcionaron.

Reticencias que, sospecho, fueron el resultado de algunas malas experiencias que José podría haber tenido desde cuando dio a conocer las cosas sagradas a los individuos. Recordamos, por supuesto, que en el principio cuando José quería que la gente supiese acerca de las experiencias de la primera visión, el resultado fue una mayor persecución de la que él podría haber imaginado.

Hubo otro problema. A principios de la Iglesia, muchos de los primeros miembros de esta comenzaron a creer que era sólo por y a través de la utilización de la piedra del vidente que era posible recibir la revelación. Por lo tanto, comenzaron a sentir que para que fuese legítima las revelaciones que estuviesen dándose, era un requisito que la piedra del vidente tuviese que estar allí. José, como veremos, pronto abandonó la piedra del vidente porque se sintió que ya no tenía necesidad de usarla. Esta gente siguió creyendo que la piedra era fundamental. Por lo tanto, creo que a causa de esta actitud entre algunos miembros de la Iglesia, así como la actitud que pudieran tener los sospechosos que se encontraban fuera de la Iglesia, decidió no decir nada más de lo que él dice que hay en estas declaraciones, que “fue por el don y el poder de Dios ” como tradujo el Libro de Mormón.

Sin embargo, afortunadamente, otros testigos han dicho más sobre ello. Han hablado tanto en términos de los instrumentos u objetos que se utilizaron con el fin de traducir el Libro de Mormón y además, también hablan en cierta extensión sobre el método que se utilizó. Y me gustaría tenerlos a ellos en cuenta.

Durante el proceso de traducción se menciona el uso de dos instrumentos de trabajo. Uno de ellos era la piedra del vidente. Todos, en mi opinión, conocemos la palabra, pero me gustaría que tuviésemos esto en cuenta, por que la palabra vendrá en el contexto de otros significados también. Y, en adición a esta, otra palabra, los “intérpretes”, a veces también llamados los intérpretes nefitas, o los Pectorales. Estos dos objetos parecen haber sido utilizados desde el principio en el proceso de la traducción del Libro de Mormón.

La piedra del vidente, hablaremos de ella en primera instancia. Parece que fue inicialmente encontrada por Joseph y su hermano Alvin, cuando trabajaban en la propiedad de Chase Mason en 1822 y es descrita, por uno de los testigos, como del tamaño de un pequeño huevo de gallina, con la forma de un zapato. Estaba compuesta de capas de diferentes colores que pasaban diagonalmente a través de ella. Era muy dura y lisa, tal vez por el hecho de llevarla en el bolsillo. La mayoría de las otras descripciones que tenemos dan una descripción muy similar a la anterior. [Nota: La imagen que acompaña esta descripción es de una "piedra vidente" de los Tiempos de José, similar en su descripción a la de José, pero no es precisamente la de José]

Resulta interesante observar que la piedra del vidente que Joseph le había pasado a Oliver, a raíz de la traducción del Libro de Mormón. Oliver la mantuvo en su poder hasta su muerte. Luego de ello, pasó a su esposa, Elizabeth Ann Whitmer Cowdery, quien se la dio a Phineas Young, que era el hermano de Brigham Young, el cual fue a Missouri, donde Elizabeth estaba en ese momento. Phineas volvió a Utah con la piedra y se la dio a su hermano, Brigham, quien la mantuvo y la guardo para la Primera Presidencia y, con la excepción de una breve tiempo cuando fue comprado por alguien más, se ha mantenido como propiedad de la Primera Presidencia desde ese momento y sigue siendo una parte de las posesiones de la Primera Presidencia.

Hay también varias historias, además de la historia que acabamos de hablar, en relación a los intérpretes. Tal vez la mejor y la más larga descripción que tenemos de los intérpretes es la que obtenemos del hermano menor de José, William. William, como ustedes recordarán, fue miembro del primer Quórum de los Doce. Más tarde rechazó la Iglesia y la dejó. No se congregó con los Santos en Utah, pero él siempre se mantuvo fiel a su testimonio del Libro de Mormón. Fue el que vivió mas de entre los del Quórum de los Doce originales.

Murió en 1893, y en 1891, dos años antes de su muerte, dos caballeros, el Sr. Peterson y el Sr. Pender, lo entrevistaron acerca de sus recuerdos del proceso de traducción del Libro de Mormón. En el curso de la entrevista, que supieron, entre otras cosas, sobre el Urim y Tumin y el pectoral de bronce. Dijeron que le preguntaron qué se entendía por la expresión “dos aros de un arco, hechas de manera antigua”? Dijo que era un doble arco de plata trenzado en forma de 8, por lo cual la idea de “dos aros en un arco” parece un poco como a un par de gafas, pero un par de gafas como los que se ven como en la figura de un 8. Y los dos piedras se colocaron, literalmente, entre los dos aros, esto es, dentro de los bordes, a fin de proporcionar los medios para que el individuo, que era el vidente, puede mirar y ver.

Continuó diciendo, se adjuntaba una varilla que estaba conectada con el borde exterior del hombro derecho del pectoral. Al echar la cabeza un poco hacia adelante de la varilla, el Urim y Tumin quedaba ante los ojos, como un par de gafas. Un bolsillo se hizo en el pectoral, en el lado izquierdo, inmediatamente por encima del corazón. Cuando se utilizaba, el Urim y Tumin se colocaba en este bolsillo, la vara sólo se colocaba en el lado derecho, de longitud adecuada a fin de que pueda ser depositado. Este instrumento podía, sin embargo, estar separado del pectoral, y Joseph las llevaba a menudo separadas cuando traducía fuera de casa, pero siempre lo utilizo junto con el pectoral al recibir comunicaciones oficiales y por lo general durante la traducción, ya que le permitía tener ambas manos libres para manipular las planchas.

Entonces podemos ver la imagen que está siendo creada por el relato de William? El pectoral se refiere a la parte superior del cuerpo. En el pectoral hay un agujero en el que se podía poner los dos anillos unidos por un arco, a los intérpretes, así podría utilizarse para mantener las manos libres en el momento de la traducción o la recepción de una revelación. El además conto un par de cosas muy interesantes con respecto a estos instrumentos. Aparentemente, dijo, estos se hicieron originalmente para hombres de mucha mayor altura que José o William y era demasiado amplia, ya sea para los ojos de William o de José. Y, como consecuencia, provocó algunos problemas de tensión a la vista, debido a que los intérpretes fueron configurados para ser utilizados a algo más de distancia que la que por el tamaño de William o José se podrían usar en forma normal por lo cual su uso causó un cierto grado de fatiga visual, por lo cual William dijo que también podrían utilizar la piedra del vidente.

Ahora, podemos preguntarnos: “Bueno, ¿qué sabemos de la piedra del vidente, cuando se utilizó en lugar de los intérpretes?” Las historias varían un poco aquí, pero parece razonablemente claro que la piedra del vidente fue utilizada en todas las etapas del proceso de traducción. Hay por lo menos algunas posibilidades además de que los intérpretes nefitas también se utilizaron durante todas las etapas del proceso de traducción y también hay algunas preguntas acerca de eso.

Quisiera añadir aquí una historia muy interesante que fue dicha en relación con la piedra del vidente por Martin Harris, quien por supuesto, estuvo involucrado en el proceso de traducción desde el principio. El sabia que José utilizaba tanto la piedra del vidente así como los intérpretes. El dijo, sin embargo, que en una ocasión en la que José utilizaba la piedra del vidente con el propósito de realizar la traducción, se sintió cansado de este trabajo, uno se puede imaginar ello, después de dos o tres horas de una sesión de trabajo y así que ellos decidieron tomar un descanso. Harris conto que se fueron a la orilla de un río y se dedicaron a lanzar piedras a través del agua. Martin, sin que José lo supiera, recogió una piedra que era aproximadamente del mismo tamaño, forma y color de la piedra del vidente que José estaba usando y la puso en su bolsillo. Luego intercambio la piedra del vidente del Profeta por la piedra que él había encontrado, de manera que cuando José comenzó la traducción de nuevo, en lugar de tener la piedra del vidente tuvo la piedra que había sido recogida por Martin.

Martin, al hacer la descripción de esta experiencia, dijo que José miró intensamente en el sombrero que utilizaba para cubrir la piedra y que estuvo absolutamente silencioso durante varios minutos, algo que no suele suceder en el proceso de traducción, porque José simplemente seguía donde había quedado anteriormente, con lo cual la traducción era más o menos continua en su proceso. Luego de estar en silencio le dijo a Martin, “Martín, ¿qué ha pasado? Esto es tan oscuro como Egipto”. Y cuando él miró el rostro de Martin, Martin dice que el bajo la vista y Joseph le preguntó, “¿Qué pasa?” Martín le explicó y a continuación, José le preguntó, “¿Por qué cambiaste la piedra por la otra?” Y Martin le dijo: “Para probar que todos aquellos que decían que José taba simplemente inventando las palabras estaban equivocados”. Dijo que lo hizo para cerrar la boca de los tontos que hacían tales declaraciones.

Emma, la cual por supuesto también estuvo presente durante todo el proceso de traducción, afirma que en las primeras etapas de la traducción José utilizo principalmente los intérpretes nefitas. Más tarde el utilizo los intérpretes en menor medida, utilizando principalmente la piedra del vidente. Una declaración similar fue hecha por William McLellin.
Por otra parte, y creo que esto es muy importante, tenemos la declaración de Oliver Cowdery -a quien todos recordamos no participó en el proceso de traducción del Libro de Mormón hasta después de la pérdida de las 116 páginas- después de que José tuvo las planchas y le fueron quitadas y nuevamente restituidas. Oliver fue llamado a declarar en nombre de José en un juicio que tuvo lugar en 1830, fue llamado “bajo la acusación de un delito menor”, que básicamente significaba que a alguien que no le gustaba José había decidido presentar cargos contra él. A continuación, bajo juramento, testifico acerca de la traducción, Oliver dijo que José “utiliza dos piedras trasparentes que se asemejan a vidrio, unidos en aros de plata”. Y continúa diciendo, “Al mirar a través de estas piedras, José fue capaz de leer, en Inglés, la traducción de los caracteres egipcios que estaban grabados en las planchas”. Ya que la única experiencia que tenia Oliver del proceso, que acabo de mencionar, fue con José después de la pérdida y la recuperación de las planchas, su testimonio en este juicio sugiere que seguramente José seguía utilizando los intérpretes, incluso en esta última parte del proceso de traducción.

Del mismo modo, nos encontramos en varios número de la revista “Latter-day Saint Messenger” y “Advocate” con Oliver escribió lo siguiente: “Día tras día continuamente escribo en forma ininterrumpida desde su boca mientras el traduce con el Urim y Tumin o, como los nefitas le habrían llamado, los intérpretes, la historia, un relato llamado el Libro de Mormón”. Una vez más observaremos que el término Urim y Tumin no es un término que se encuentre en el Libro de Mormón, es algo que viene de más tarde. Probablemente en 1831 o así, tenemos la primera mención de esto, al parecer, no de José, sino de parte de WW Phelps o de Oliver Cowdery. Ellos usaron el término Urim y Tumin porque hallaron que era la mejor forma de tratar a describir a la gente el proceso, usando la terminología bíblica, de lo que utilizaba José para traducir.

Obtenemos el mismo tipo de declaración hecho por Oliver a Rueben Miller en 1848, la cual fue hecha muy cerca del final de su vida: “Yo escribí con mi propia pluma todo el Libro de Mormón, a excepción de unas pocas páginas, tal como salía de los labios del profeta, así como él lo traducía por el don y el poder de Dios, por medio del Urim y Tumin, o como eran llamados en ese libro, los santos intérpretes”. Al parecer, creo que entonces que lo más probable es que durante todo el período de la traducción, incluso desde el inicio de esta hasta el momento en que las 116 páginas de se perdieran, José utilizo tanto los intérpretes, las dos piedras en aros unidas a un arco, así como la piedra del vidente, la que había encontrado algunos años antes. Y que después del episodio de las 116 páginas, ambos se utilizaron también. Pero, en cierto sentido, la cosa más importante es que durante todo el proceso de traducción, José utilizo algunos medios sobrenaturales que le permitieron ser capaz de traducir el Libro de Mormón correctamente.

Ahora, hay otra pregunta que nos podríamos hacer, creo que una muy legítima. ¿Por qué tenía José que utilizar algún tipo de medio, ya sea los intérpretes, la piedra del vidente, o algo más para realizar la traducción? Una pregunta que también algunos de los primeros santos se hicieron . Orson Pratt, por ejemplo, informó que cuando preguntó al respecto, el profeta le dijo que el Señor le había dado el Urim y Tumin cuando tenía poca experiencia en el espíritu de inspiración. Pero ahora, él, -es decir, José-, había avanzado tan lejos que entendía la operación del Espíritu y ya no necesitaba la asistencia de ese instrumento. De hecho, ustedes deben recordar que mencione que luego de completada la traducción del Libro de Mormón, José le dio a Oliver la piedra del vidente, diciendo: “Ya no la necesitare usar mas”.

Ahora tenemos otro comentario muy interesante, hecho más tarde por Zebedeo Coltrin el cual también lo había conocido en aquellos primeros años. En 1880 Zebedeo Coltrin dijo lo siguiente: “José dijo, en relación con el Urim y Tumin o los intérpretes y la piedra del vidente, que ya no había necesidad de ellos y que él los había devuelto al ángel Moroni”. Eso es interesante porque aquí se trata, por supuesto, de los intérpretes y no de la piedra del vidente. Los intérpretes se retornan a Moroni, la piedra se le dio a Oliver. Pero José tenía el sacerdocio de Melquisedec y por medio del sacerdocio fue que se le permitió tener las llaves de todo conocimiento e inteligencia, como resultado de lo cual no era necesario para el uso de instrumentos como los intérpretes o la piedra del vidente.

Ahora, permítaseme señalar una cosa. En este sentido, hemos tomado nota de los términos “piedra del vidente”, “intérpretes” y “pectorales”. En la literatura, en general, parece que los términos intérpretes y Urim y Tumin se utilizan más o menos en forma intercambiable. Sin embargo, también parece ser que en algunos casos José, y otros, usaron la misma palabra Urim y Tumin para referirse también a la piedra del vidente. Por lo tanto, creo que tenemos que entender que Urim y Tumin, aunque suele asociarse a los intérpretes, también puede ser usado para referirse a la piedra del vidente. Lo más importante es que de nuevo se utiliza para referirse a cualquier cosa o medio sobrenatural que el Señor había puesto a disposición de José durante ese período, a fin de que pudiera traducir el Libro de Mormón.

La siguiente pregunta que podría venir entonces es, ¿como fue este método de traducir el Libro de Mormón?. Los medios de traducción que tenemos en la discusión son: La piedra del vidente, los intérpretes y el pectoral. ¿Y qué acerca del método? Explico José como el hizo para traducir el Libro de Mormón?.

La siguiente pregunta que podría venir entonces es, ¿como fue este método de traducir el Libro de Mormón?. Los medios de traducción que tenemos en la discusión son: La piedra del vidente, los intérpretes y el pectoral. ¿Y qué acerca del método? Explico José como el hizo para traducir el Libro de Mormón?.

Lamentablemente, en este caso tampoco nos proporciona más información acerca de cómo el Libro de Mormón fue traducido así como no lo hizo con la pregunta acerca de los medios que el uso. Él solo dijo que ocurrió por el poder y don de Dios. Esto es particularmente desafortunado debido a que sólo José, en este caso particular, estaba en condiciones de describir cómo realmente funcionaban los instrumentos, donde otros fueron solo capaces de describir algo para nosotros, con cierto detalle y precisión acerca de como José o los instrumentos parecían funcionar. Sin embargo, al menos dos compañeros de trabajo de José, gente que fue testigos del proceso de traducción, han hecho declaraciones sobre cómo José habría realmente traducido el Libro de Mormón.

Uno de ellos fue David Whitmer. Al final de su vida, en respuesta a algunas declaraciones que se estaban haciendo en relación a él y los primeros días de la Iglesia, David Whitmer escribió un discurso a “todos los creyentes en Cristo”. Escribió acerca de una serie de diferentes temas que inciden en la historia temprana de la Iglesia, pero también habla un poco acerca del proceso de traducción. Y esto es lo que dice sobre esto:


“Ahora voy a dar una descripción de la manera en que el Libro de Mormón fue traducido.
José ponía la piedra del vidente en un sombrero, cerca de su cara para suprimir la luz. Ahora bien, esto es en cierta manera parecido a lo que alguien podría hacer si estuviera mirando a través de un microscopio, o inclusive por medio de prismáticos. Uno tiene que eliminar la luz para poder ver.”

Entonces, el dice:


“En la oscuridad la luz espiritual podría brillar. Un trozo de algo parecido a pergamino apareciera y en este aparecería lo escrito. Un carácter a la vez aparecería y bajo esta estaba la interpretación en inglés. El hermano José leía el Inglés a Oliver Cowdery, quien era su escriba principal y cuando era escrito y repetido al Hermano José, para ver si era correcto, entonces desaparecería, y otro trozo con interpretación aparecería. De este modo, el Libro de Mormón fue traducido por el don y el poder de Dios y no por ningún poder del hombre“.

Se trata de una interesante declaración. Me gustaría volver a ella porque hay mucho en ella que es interesante.

Ahora recordemos que Martin Harris pasó muchos años de su vida fuera de la Iglesia, sin nunca variar en mucho su testimonio acerca de la Iglesia y en ninguna cosa su testimonio acerca del Libro de Mormón. Hacia el final de su vida tuvo una conversación con Edward Stevenson, quien fue miembro del Primer Quórum de los Setenta, el que le ayudó a volver al evangelio y lo llevó a Utah, donde pasó el resto de sus días. Edward Stevenson tuvo numerosas entrevistas con Martin Harris acerca de esos grandes acontecimientos que tuvieron lugar en los primeros días de la restauración y escribió acerca de esto. Edward le hizo muchas preguntas acerca de la aparición del Libro de Mormón y obtuvo una declaración de Martin en relación con la forma en que el Libro de Mormón fue traducido por José, la cual me parece extremadamente interesante y que vale la pena considerar por un momento.

Esto es lo que Edward Stevenson dice en relación con la descripción hecha por Martin Harris:


“Con la ayuda de la piedra del vidente, las frases aparecieron y fueron leídas por el profeta y escritas por Martin. Y cuando terminaban decían ‘escrito’ y si estaba correctamente escrita la frase entonces desaparecía y otra aparecía en su lugar. Pero, si no estaba escrita correctamente permaneció hasta que era corregido el error, de manera que la traducción se hizo del mismo modo en que se grabaron sobre las planchas, precisamente en el lenguaje que ellos usaron”.

Bueno, esta es una declaración muy interesante. En primera instancia vamos a examinar esta última parte de la declaración. Aquí señala que José podía leer lo que estaba escrito en la piedra del vidente, o los interpretes nefitas. Si era correctamente escrito por el escriba, entonces ellos podrían continuar. Pero si no estaba correctamente escrito él podía corregirlo. Nosotros podemos ver en el manuscrito original del Libro de Mormón, del cual aproximadamente una cuarta parte se encuentra aun en existencia (y que ha sido en los últimos años muy estudiado por Royal Skousen), que hay casos en los que una palabra, especialmente un nombre, está escrito de una manera y luego es tachado y es escrito de una manera ligeramente diferente.

Me puedo imaginar en aquellos momentos en que José estaba leyendo una palabra tratando de pronunciarla correctamente. La persona que está actuando como escriba lo escribía como él pensaba que debía ser correctamente escrita. Pero, en algunos casos, lo escribió en una manera que no era muy correcta, por lo cual José, que podía ver lo que estaba escrito, corregía la ortografía y, a continuación, después de corregirlo seguía traduciendo. En algunos casos esto es especialmente interesante, ya que estas correcciones tienen sentido solo a la luz de estos nombres como procedentes del antiguo Cercano Oriente y no podrían haber sido detectado como errores de sentido como nombres para personas que únicamente tenían una experiencia como conocedores solo del idioma ingles.

En un caso particular, me gustaría notar de un nombre que fue escrito originalmente con un “ck” al final de la misma. José, sin embargo, hizo que el nombre se corrigiese en las ultimas letras desde el “ck” a “ch”. Podemos ver en el manuscrito original como el “ck” esta tachado y se escribió el “ch” encima. Ahora bien, posiblemente para nosotros la forma en que se puede pronunciar un nombre con una “ck” o “ch” al final es prácticamente indiferente ya que es el mismo sonido, algo así como un “k”. Pero en el hebreo y en muchos otros idiomas que están relacionados con él, hay una gran diferencia entre el uno y el otro. Representan dos totalmente diferentes letras o sonidos.

Además el dice algo que creo que también es muy interesante. La traducción es del mismo modo en que se gravaron sobre las planchas, precisamente en la lengua que fue utilizada. El explica que se debe a que las frases que aparecen, y que fueron leídas por el profeta y a continuación, escrito por Martin Harris, en este caso particular, o por Oliver Cowdery en otros momento, desaparecería después de haber sido escrito correctamente. Creo que esto nos puede proporcionar información acerca de la forma en que la traducción se llevó a cabo, pero no nos dice necesariamente toda la historia. Además aquí puede haber algunas ideas erradas tanto de David Withmer como de Martin Harris acerca de como ellos suponían que las escrituras son reveladas que quizás no eran correctas. Quiero decir con “erróneas” la idea de que cualquiera cosa que José recibiese era directamente de la mente de Dios a la mano de José.

Ahora, quiero dejar muy claro que es mi firme convicción de que el Libro de Mormón es de origen divino. Por otro lado, me parece que José estaba profundamente involucrado en el proceso de traducción en una serie de aspectos importantes. Una de estas fue, en mi opinión, de que José tuvo que tomar decisiones en cuanto a algunas palabras particulares que se usarían en la traducción al Inglés. Yo creo que probablemente fue así, porque como ustedes probablemente recordarán, en la segunda edición de 1837 del Libro de Mormón, se realizaron numerosos cambios en el texto del Libro de Mormón en Inglés. Cambios realizadas por José o bajo su dirección. Ahora bien, si José hubiese pensado que todo en el Libro de Mormón vino directamente como Dios se lo había revelado a él entonces no hubiese tenido ninguna posibilidad de cambio, debido a que después de todo, esto es totalmente y absolutamente la palabra de Dios, entonces no estoy seguro de que él hubiese estado dispuesto a realizar cambios de cualquier tipo.

Además, creo que la participación de José en todo este proceso de traducción, se sugiere por lo que encontramos en la novena sección de la Doctrina y Convenios. Hay que recordar, Oliver había también un gran deseo de participar, no sólo como escriba, sino también como traductor, y así el pide el don de traducción el cual también se le entrega. Sin embargo a Oliver el Señor le dijo, “He aquí, no has entendido; has supuesto que yo te lo concedería cuando no pensaste sino en pedirme”.

Por lo tanto, Oliver debió haber pensado: “Todo lo que tengo que hacer es decir Yo quiero traducir” y las palabras me van a llegar. Ahora bien el Señor le dice que no, no es esa la forma en que funciona; El sigue diciendo: “debes estudiarlo en tu mente; entonces has de preguntarme si está bien; y si así fuere, haré que tu pecho arda dentro de ti; por tanto, sentirás que está bien”. Una vez más, tengo la impresión de que Oliver se imagino que el proceso sería algo así como “Si yo pregunto, el don me será entregado, y teniendo el don, entonces no se requiere un esfuerzo particular de mi parte, me basta con utilizar a los intérpretes, o la piedra del vidente y voy a tener la posibilidad de traducir”. El aprendió que era algo mucho más complicado el proceso real de traducción.

Estos versículos, en mi opinión, sugieren que se requiere de un esfuerzo por parte del traductor; de un real y verdadero esfuerzo. Para buscar, para encontrar la expresión adecuada, algo que no hubiera sido el caso si se tratase simplemente de algo revelado directamente de Dios a la mente y de ahí a la pluma del traductor.

Hay algunas otras pruebas, en mi opinión, de la idea de que estoy proponiendo aquí, de que hubo un verdadero esfuerzo por parte de José, que él no estuvo simplemente escribiendo lo que recibía a su mente directamente sino que se veía en la necesidad de elaborar ideas que se le daban para traducirlas a un Inglés correcto y aceptable al expresar los conceptos del texto original.

Tenemos registro de un ministro contemporáneo a José, que fuera bastante conocido, tanto por sus actividades en la Iglesia reformada Alemana, así como por haber sido un dedicado enemigo de la restauración. Su nombre era Deitrich Villers. El escribió a dos de sus colegas en York, Pensilvania en relación con el crecimiento de la Iglesia e incluye dos o tres declaraciones que son de lo más interesantes. Suponemos aquí, por supuesto, que no están escritos desde el punto de vista de un creyente, sino simplemente como uno que está reportando lo que la gente en ese momento está diciendo.

Él dice, “El ángel indico que bajo estas planchas estaban escondidos los intérpretes, sin lo cual no se podía traducir las planchas, y que mediante el uso de estos instrumentos, Smith estaría en condiciones de leer estas lenguas antiguas, los cuales el nunca había estudiado y que el Espíritu Santo podría revelarle a él la traducción en el idioma Inglés”. Vamos a leer lo último de nuevo, porque creo que esto es muy interesante. Él dice que con el Urim y Tumin (los instrumentos) José “estaría en condiciones de leer estas lenguas antiguas, los cuales el nunca había estudiado y que el Espíritu Santo podría revelarle a él la traducción en el idioma Inglés”.

Según un académico que escribió comentando lo anterior: “Por lo tanto, la traducción al Inglés fue, según informes contemporáneos, un producto de las impresiones espirituales que recibió José, más que una traducción automática al idioma Ingles. Esto haría de José Smith, a pesar de sus limitaciones gramaticales, un traductor, de hecho, más que un mero transcriptor de la palabra escrita de Dios”.

Este es el escenario en que me gustaría sugerir que a José se le dio, a través de la inspiración (a través del Urim y Tumin, que es la piedra de vidente o los interpretes nefitas), los medios por los cuales el pudo comprender las palabras y las ideas, y la relación entre estas palabras e ideas, desde el idioma original en que se encontraban las planchas. Pero, José tuvo la responsabilidad de escoger de los significados que el entendió en su mente la traducción del idioma original a un correcto inglés.

Aquellos de nosotros que han tenido la experiencia del aprendizaje de una segunda lengua pueden saber que es posible llegar a un punto en que uno ya no tiene que traducir a partir de esa segunda lengua a su idioma nativo a fin de ser capaces de entenderlo. Es posible simplemente leer un documento y comprender sin la traducción palabra por palabra al idioma propio.

Pero también es un hecho que ese mismo proceso de traducción, cuando se requiere realmente expresar esas ideas que uno puede entender en el idioma original pero sin traducción al idioma nativo (ingles), es mucho más complicado cuando tiene que ser expresada en un inglés correcto. Uno podría ser capaz de leer un documento en francés y ser capaz de entenderlo muy bien, pero si a uno se le pide traducirlo en forma escrita al Inglés, entonces podría requerir un verdadero esfuerzo. Lo mismo es válido si se tratase de un documento en español, un documento en alemán, en hebreo y, desde luego, un documento en el idioma o lo que sea que uno escoja.

Puede ser bastante fácil de entender el significado de algo en el idioma original, las ideas pueden entenderse. Y si se pidiese que proporcionare algún tipo de precisión, es decir, un breve resumen de lo que dice, sería sencillo. Pero si uno tuviese que tratar de entregar una correcta y razonablemente buena traducción literal de los documentos, entonces existe una verdadera dificultad. Se necesita esfuerzo, a veces una gran cantidad de esfuerzo. [nota de admin: Es la pura verdad....]

Ese es el esfuerzo, creo, que está siendo contemplado por el Señor en la sección 9 de Doctrina y Convenios. Oliver tiene que entender que el tiene que estudiarlo en su propia mente, a fin de ser capaz de traducir con éxito. Las palabras se son utilizadas por José son sus propias palabras, aunque las ideas son proporcionadas por la inspiración del Señor, porque, por supuesto, no tenía realmente la oportunidad de aprender el idioma lo suficientemente bien para que él hubiera sido capaz de traducir por si mismo las planchas.

Bueno, yo creo que si entendemos el proceso de traducción de esta manera, una en la que José tuvo que utilizar su propio esfuerzo para pasar la traducción a un ingles correcto con el sentido de las ideas originales y en una manera aceptable y correcta, entonces, creo que podemos entender el siguiente paso del proceso, de acuerdo a como es mencionado tanto por Martin Harris, así como por David Whitmer, es decir, que cuando una traducción aceptable había sido pensada por José Smith en su mente, entonces esta aparecería en el Urim y Tumin y podría ser leída y escrita.

Ahora podríamos hacernos la siguiente pregunta: ¿bueno, entonces no sería posible para alguien hacer una traducción diferente? Y la respuesta es absolutamente sí. De hecho, George Albert Smith, quien fue miembro de la primera presidencia y un miembro de los primeros quórums de los Doce (ordenado en 1839), así que conoció personalmente a José, dice que habría sido posible traducir el Libro de Mormón a varios otros idiomas, posiblemente con numerosos cambios en el lenguaje, y todavía tener el sentido del original expresado correctamente. En la clase de idiomas que yo enseño, se que si tuviera que pedir a un grupo de media docena de estudiantes que tomasen un mismo texto y lo tradujeran al inglés, podría tener seis traducción diferentes, pero cada una de las cuales podría ser aceptablemente precisa en el sentido de la original.

Entonces el decir que hay una sola manera de traducir un texto, es algo que probablemente por la naturaleza de los lenguajes sea algo incorrecto. Numerosas formas son a menudo puestas a disposición, cada una de las cuales y con aceptable precisión, expresaran las ideas del original. Si otra persona hubiese traducido el Libro de Mormón, tengo la impresión de que algunas de las palabras podrían haber sido diferentes, o que a veces la sintaxis hubiera sido un poco diferente, pero el sentido del texto no podría ser cambiado en la medida en que esa persona traduce a través de la inspiración del Señor.

Ahora me gustaría leer algunos comentarios que fueron hechos por Emma relativos el proceso de traducción que van más allá del tema, método, medios o instrumento usado sino que nos proporcionan algunos datos muy interesantes en un contexto más amplio de la traducción de José. Ya hemos mencionado una en la que está respondiendo a la pregunta acerca de cómo José tradujo.

Ahora me gustaría señalar otra cosa que nos dice de su propia experiencia, cuando actuó como escriba. Ella dice, a una persona que está haciendo una pregunta acerca de la traducción: “Cuando mi marido hacia la traducción del Libro de Mormón, yo escribí una parte de esta”, (y debemos tener en cuenta que hubo mucha gente que trabajo en la traducción como escribas, aunque el que escribió la mayor parte de lo que tenemos ahora como el Libro de Mormón fue Oliver Cowdery).

Ella dice, “Yo escribí una parte así como él dictaba cada frase, palabra por palabra, y cuando llegó a los nombres propios no podía pronunciar frases largas, en las deletreaba poco a poco. Y mientras yo estaba escribiendo, si cometía un error de ortografía, el me detenía y corregía la ortografía”(precisamente lo que hemos visto mencionado por Martin Harris en relación con el proceso de traducción),” aunque era imposible para él ver lo que estaba escribiendo en ese momento”.


“Había algunas palabras que él no sabía cómo pronunciarlas, incluso palabras como Sarah o Sariah, y tuvo que deletrear cada una de ellas” y ella se las pronunciaba. “Cuando se detenía por algún motivo, el podía, cuando comenzaba de nuevo, comenzar donde había dejado el texto sin vacilar o tener alguna duda, y una vez mientras estaba traduciendo se detuvo de repente, pálido como una hoja, y dijo: Emma, Jerusalén tenia murallas?. Cuando le respondí que sí, él respondió, Oh, me temo que me enseñaron mal”.

Ella escribe “Él tenía un conocimiento limitado de historia, que ni siquiera sabía que Jerusalén estuvo rodeada de murallas”.

Bueno, David Whitmer dice algo muy similar sobre este mismo evento. “Cuando, en la traducción, por primera vez se habla da Jerusalén como una ciudad amurallada, se detuvo hasta que tuvo una Biblia y pudo ver que este hecho estaba registrado, Smith no creía de que se tratase de una ciudad amurallada”.

Bueno, Emma dice otras cosas a mi juicio maravillosas, en el curso de una larga entrevista que tuvo con su hijo, José Smith III, con su segundo marido, Bidemon, y varios otros. Esta entrevista, que apareció en el “Saints Herald” en 1879, sólo poco antes de su muerte, se compone de preguntas y respuestas. Me gustaría leerlo para ustedes, porque, una vez más, nos proporciona un importante y hermoso conocimiento del Libro de Mormón y un gran testimonio sobre la persona que conoció a José mejor que nadie y que estuvo más cerca que nadie de él en el tiempo en el cual el Libro de Mormón fue traducido.

La primera pregunta es:”Es el mormonismo verdadero?”
Y ella respondió: “Yo sé que el Mormonismo es verdadero y creo que la Iglesia ha sido establecida por dirección divina. Yo tengo una completa fe en esto. Cuando escribía para tu padre, a menudo escribía día tras día, a menudo sentado en la mesa cerca de él, mientras el dictaba, hora tras hora, sin nada entre nosotros.”

Siguiente pregunta fue: “El no tenía un libro o manuscrito desde el cual el leía o te dictaba?”
Su respuesta: “Él no tenía un libro o manuscrito para leer de el.”

Pregunta: “¿Podría haberlo tenido y que usted no se hubiese dado cuenta?”
Respuesta: “Si él hubiese tenido algo de ese tipo no hubiese podido habérmelo ocultado.”

Pregunta: “¿Está segura de él que tenía las planchas en el tiempo en que tu estuviste escribiendo para él?”
Respuesta: “Las planchas solían estar sobre la mesa sin ningún esfuerzo de ser ocultadas, envuelta en un pequeño mantel de lino que le había dado para poner dentro las planchas. Una vez sentí las planchas, cuando estaban en la mesa y toque sus bordes y formas. Parecían ser flexibles como el papel grueso y emitían un ruido metálico cuando los bordes eran movidos con el pulgar, así como a veces ocurre cuando se pasa un pulgar por los bordes de un libro.

Pregunta: “¿Donde escribieron padre y Oliver?”
Respuesta: “Oliver Cowdery y tu padre escribieron en la habitación donde yo hacía mis trabajos.”

Pregunta: “No podría haber dictado padre el Libro de Mormón a ti, Oliver Cowdery y los otros que escribieron para él después de haber escrito o haber leído algunos de los libros que existían?”
La respuesta aquí es bastante fuerte, pero creo que es un punto muy importante. Ella dice: “José Smith no podía ni escribir ni dictar una carta en forma coherente, y menos aún dictar un libro como el Libro de Mormón. Y además yo fui una participante activa en lo ocurrido y estuve presente durante la traducción de las planchas, y tenía conocimiento de las cosas tal y como sucedieron, es una cosa maravillosa para mí, una maravilla y una maravilla tanto como para cualquier otra persona “.

Pregunta: “Debo suponer que usted podría haber descubierto las planchas y examinarlas.”
Su respuesta (esto creo que reflexiona sobre su propia fe en una manera interesante): “Yo no intenté manipular las planchas como otros han dicho, ni descubrirlas para mirarlas. Yo estaba convencida de que era un trabajo de Dios y, por tanto, no sentí la necesidad de hacerlo.”

En ese momento su marido, Major Bidemon, le preguntó, “¿Te prohibió el Sr. Smith examinar las planchas?”
Y su respuesta fue: “No lo creo. Yo sabía que él las tenia y no fui especialmente curiosa acerca de estas. [Y me encanta esta parte de su respuesta.] Yo las movía de lugar a lugar en la mesa conforme me era necesario para hacer las cosas de mi hogar.

Bueno, otra parte de la misma entrevista creo que también refleja un poco de su testimonio, y nos proporciona alguna información sobre estos acontecimientos.

Ahora le pregunta su hijo José III: “Madre, ¿cuál es su creencia sobre la autenticidad o el origen del Libro de Mormón?”
Y su respuesta fue: “Mi creencia es que el Libro de Mormón es de autenticidad divina. No tengo la menor duda de ello. Estoy convencida de que ningún hombre podría haber dictado la escritura de los manuscritos a no ser que fuese inspirado. En efecto, cuando actué como su escriba, su padre dictó para mí, hora tras hora, y cuando regresamos después de las comidas, o después de una interrupción, comenzaba en el lugar donde lo había dejado, sin ver el manuscrito, sin pedir que le leyera una pedazo del mismo, esto era lo habitual. Habría sido poco probable que un hombre pueda hacer esto, y para uno indocto como fue el era simplemente imposible.

Bueno, hay otros grandes testimonios de la labor de José de la traducción, también. Otro que me gustaría leer aquí es David Whitmer quien nos indica el espíritu con el que José tuvo que hacerlo. No debemos imaginar que José podría hacerlo automáticamente. Ya hemos visto de la historia de Martin Harris que se trataba de una piedra muy especial que fue designada como la piedra del vidente, por lo que tenía que tener un espíritu apropiado para poder usar la piedra o los intérpretes.

David cuenta esta historia: “Una mañana, cuando José estaba disponiéndose a seguir en la traducción, algo salió mal en la casa, y José estaba preocupado con ello. Algo que Emma, su esposa, había hecho. Oliver fue arriba y José subió poco después para continuar la traducción, pero no pudo hacer nada. No podía traducir una sola sílaba. Se fue abajo, hacia la huerta, y suplicó al Señor. Él se fue por alrededor de una hora, volvió a la casa, pidió perdón a Emma, y luego fueron arriba, donde estábamos, y la traducción comenzó bien de nuevo. Él no pudo hacer nada a menos que fuese humilde y fiel”.

También muchas otras cosas se puede decir de la traducción. Sólo un par, sin embargo, con las que me gustaría terminar. En primer lugar, no sea que nos imaginamos que este proceso de traducción es una simple cosa, algo que cualquiera sería capaz de hacer, me gustaría proponer la prueba que el hermano Hugh Nibley ha sugerido para cualquiera que desee llevar a cabo esto. Hasta la fecha, por cierto, no sé de nadie que la haya tomado, aunque el Libro de Mormón ha tenido muchos que han cuestionado su autenticidad divina.

Esto es lo que él sugiere en algunas de sus clases de Libro de Mormón:


Dado que José Smith fue más joven que la mayoría de ustedes [por supuesto, se estaba refiriendo a un grupo de estudiantes de BYU], y no tan experimentado o bien educados como alguno de ustedes en el momento en que él registró los derechos de autor el Libro de Mormón, no debería ser demasiado el pedirles que escriban para el final del semestre (lo que en realidad les da más tiempo del que José tuvo, ya que casi todo el Libro de Mormón se hizo dentro de un espacio de unos 84 días más o menos), un documento de algo así como 500 a 600 páginas.

Llámelo un libro sagrado si quieren, y denle la forma de una historia. Hablen de una comunidad de viajeros judíos en tiempos antiguos. Tiene que tener todo tipo de personajes en su historia, y su participación es en todo tipo de vicisitudes públicas y privadas. Darles nombres, cientos de ellos, pretendiendo que son verdaderos nombres en hebreo y egipcio de alrededor del 600 AC Deben ser generosos con los detalles técnicos y culturales, usos y costumbres, las artes y las industrias, las instituciones políticas y religiosas, ritos y tradiciones. Incluyan una larga y complicada historia militar y económica. Hagan que su narrativa pueda cubrir miles de años sin grandes lagunas. A la vez debe mantener una serie de historias locales. Siéntanse libres de introducir controversias religiosas y filosóficas en el debate, siempre en una forma realista.

Observen las convenciones literarias apropiadas y expliquen la obtención y la transmisión de sus variados materiales históricos. Por encima de todo, nunca se contradigan a ustedes mismos. Porque, ahora llegamos a la parte realmente difícil de esta tarea. Usted y yo sabemos que es usted el que está creando todo esto, es una pequeña broma entre nosotros. Pero al mismo tiempo, deben publicar su documento no como una ficción o novela, sino como una historia verdadera.

Después de haberlo entregado no puede hacer cambios en él. En esta clase siempre uso la primera edición del Libro de Mormón. Además de todo deben invitar a cualquiera y a todos los estudiosos a leer y criticar libremente su trabajo, explicando a ellos que se trata de un libro sagrado a la par con la Biblia. Si parece demasiado escéptico, podría decirles que tradujo el libro de registros originales con la ayuda del Urim y Tumin. Además, para disipar sus dudas, podría decirles que el manuscrito original estaba en planchas de oro y que el que les paso las planchas era un ángel!!!.

Así que ahora, id a trabajar y buena suerte.

Consideren que esta fue la tarea de José, y que preciso fue para cumplirlo.

Sidney Rigdon, reflexionando sobre sus experiencias en los primeros días de la Iglesia, recordó en abril de 1844 algo que creo que es de más interesante y revelador. Él dice, “Yo recuerdo en el año 1830, cuando estaba en con toda la Iglesia de Cristo en una pequeña, antigua casa de madera de cerca de veinte metros cuadrados, en Waterloo, Nueva York, y empezamos a hablar sobre el reino de Dios como si hubiéramos tenido el mundo a nuestro alcance. Hablamos con mucha confianza. Hablamos grandes cosas. A pesar de que no éramos muchas personas teníamos grandes sentimientos. Sabíamos hace catorce años que la Iglesia se convertiría en una tan grande como lo es hoy. Éramos tan grandes entonces como vamos a llegar a ser. Sin ver este pueblo (Nauvoo), nosotros vimos en la visión de la Iglesia de Dios algo como un millar de veces más grande, aunque no éramos más que unos granjeros. Todos los elderes, todos los miembros, se reunían en una conferencia en una pieza de no más de veinte metros cuadrados. ”

Yo prefiero pensar que Sidney y otros primeros miembros de la Iglesia también tuvieron una visión, no sólo de los años de la Iglesia en la década de 1840, sino que de nuestros días, y habían previsto el tipo de crecimiento que hemos tenido. Pero no es sólo el crecimiento que viene a través de los números lo que estamos buscando, sino que es la fuerza de cada uno de los miembros que viene a través de sus testimonios. Estoy seguro de que esta es una de las razones por las que los presidentes de la Iglesia, más recientemente el Presidente Benson, han subrayado la importancia de leer y estudiar el Libro de Mormón debido a que no hay mejor manera en que podemos ser fuertes en la Iglesia y obtener los testimonios que nos permitan actuar en el cumplimiento de nuestra parte del plan de salvación que a través del Libro de Mormón.

Considero el Libro de Mormón como uno de los grandes regalos que han sido dados por Dios para esta dispensación. Así como la restauración es una gran parte de “una obra grande y maravillosa” que fue profetizado por Nefi, una parte muy importante de esta “obra grande y maravilloso” es el Libro de Mormón. Confío en que vamos a tomar en serio nuestra obligación de leer y estudiar, que vamos a empezar a apreciar cuán grande es esta maravilla, tanto en la forma en que salió, como en lo que el libro tiene para decirnos. Ruego que lo leamos, lo estudiemos, lo tomemos en serio en nuestras vidas, y que podamos crecer a través de él, en el nombre de Jesucristo, Amén.